Por más de 15 años Il Vino funcionó en la capital de Francia, como el restaurante más icónico para los amantes del buen vino. El italiano Enrico Bernardo, con el impulso que le dio ser elegido Mejor Sommelier del Mundo 2004, decidió instalarlo y llevar al paroxismo su arte y desafiar todas las reglas del sector. En un estilo bien rupturista, el comensal debía elegir primero el vino pero no el plato, porque era el cocinero quien debía encargarse de preparar un menú perfecto, en concordancia con la etiqueta elegida. Casi siempre, la sorpresa era completa y la degustación simplemente increíble

Cuando se le preguntaba cómo y por qué había llegado a plasmar esa idea, Bernardo decía… “Decidí hacerlo porque me identificaba con este sistema y para mí fue algo natural hacerlo. Mi costumbre de siempre cuando iba a los restaurantes, era elegir el vino y nunca elegir la comida; luego le decía al chef que hiciera el plato que quisiera, para acompañar el vino que había elegido. Nueve de cada 10 veces, el chef nunca sabía qué hacer con esta solicitud, por tanto le tocaba al sommelier de turno, aconsejarlo y guiarlo para llegar a un buen maridaje. Entonces, cuando abrí mi propio restaurante y como soy sommelier, pero también soy cocinero, decidí crear algo diferente y acorde con mi manera de encarar un almuerzo o una cena. Es una forma de vida para mí, una filosofía y me encanta hacer algo diferente.»

Enrico Bernardo estudió cocina en la escuela de Milán y encontró su camino al vino cuando tenía 17 años. “Uno de mis profesores había sido mejor sommelier del mundo en 1978 y mi curiosidad me llevaba a preguntarle una y otra vez, cómo se prueban los vinos y cómo se combinan con las comidas. Yo quería ser un gran chef y no dudaba que debía conocer muy bien los conceptos del equilibrio de los sabores y aromas. Con él descubrí el vino y desde entonces nunca me detuve, porque la curiosidad me podía y me llevó a recorrer diferentes países del mundo, a conocer profesionales y a hacer catas de vino en muchas ciudades distintas. Es así como me enamoré.”

Al anunciar en las redes el cierre de su local y en sus palabras de despedida, Enrico volvió a mencionar este gran amor. “Se está cerrando un gran capítulo de mi vida y estoy feliz. Tuve la suerte de enamorarme del vino, que sigue siendo un amante misterioso, fiel e incontrolable. Gracias a él, viajé por  innumerables tierras donde crece la vid y conocí muchas personas. Cada uno de ellas agregó un matiz a este rompecabezas tan rico y diverso. Después de 20 años de carrera al máximo nivel, decidí repetir esta vuelta al mundo, pero esta vez, sin competencia ni campeonato. Tengo un profundo deseo de tomarme el tiempo, vivir los momentos sin ser guiado por un reloj virtual”.

Como corolario está bueno conocer el comentario en Tripadvisor del español Javier Martínez, uno de los últimos comensales de Il Vino… “Genial restaurante para los amantes del vino y sin necesidad de ser un experto. La idea es pedir copas de distintos vinos y de acuerdo a lo que pidas, te preparan un plato para maridar según la inspiración del chef. Vinos deliciosos acompañados de muy buenos platos. Atención excelente. Personal que habla francés, español, italiano, inglés… no hay forma de no entenderse.!!