Un dúo diferente y bien logrado

Bodega: Artesana Winery
Origen: Las Brujas, Canelones
Precio aproximado: $ 600

Buscando un vino diferente para comentar, encontré en Las Croabas este bivarietal  blanco, que me tentó por su composición tan original. Combina la más conocida de las variedades blancas, la que en el mundo se la distingue como la reina del Chablis, con otra poco frecuentada y que se cultiva mucho en el país vasco francés. También, el que fuera un blanco de Artesana Winery presentaba una atracción adicional, por tratarse de una bodega que desde que se instaló a orillas del arroyo Las Brujas, sólo elaboraba vinos tintos.

Un error decisivo

Apenas dos filas de Petit Manseng hay en ese viñedo de 8,5 hectáreas y esas plantas llegaron por error y mezcladas con las de Tannat, cuando se hizo la importación. Sucedió en 2007 al hacer las primeras plantaciones. Imaginemos la sorpresa y el impacto al comprobar que estas dos filas, en vez de dar uvas tintas las daban blancas. Sin un destino viable, por lo escaso de su producción, sólo se hicieron vinificaciones experimentales y recién en 2017, se decidió hacer un primer vino blanco en combinación con las uvas Chardonnay de un vecino. Esta ya es entonces, la 3ª añada y son pocas botellas.

La voz del experto

El Ing. Agr. Ignacio González eligió fermentar las dos uvas juntas, algo que no es tan habitual: “Porque la Petit Manseng es una variedad de mucho azúcar y mucha acidez y de esta manera busqué equilibrar los mostos. La Chardonnay entró al proceso muy madura, por eso el color tan intenso del vino y también la fruta muy concentrada que se siente en boca” Y agrega: “Hicimos la fermentación en barricas de roble americano de tostado suave, para rescatar lo principal: el aroma dulzón de la madera. Estamos muy contentos con el resultado, porque el mercado lo reclama y eso nos ha llevado a plantar más Petit Manseng y a reinjertar con Chardonnay, un cuadro de Merlot que no rendía”.

Dorado, perfumado y sabroso

Es muy bueno contar con un blanco diferente y original, que da la chance de experimentar y salir de otros más clásicos y que tanto se repiten. Se trata de un vino con mucho carácter y de una vendimia excepcional como la 2020. Es de un intenso color dorado, su aroma fluye sin pereza y el roble se hace sentir bien vigente. En la boca sin embargo la madera cede el paso a la fruta y denota buen cuerpo, con un final que se alarga. Por todos estos matices por tanto, es un blanco de guarda que al pasar los meses va a cambiar y generar un bouquet, en el que un roble más apaciguado le dará otra impronta aromática. De una partida limitada se vende sólo en vinotecas.