Alto, delgado, de sonrisa espontánea y con el pelo apenas entrecano, no representa para nada estar frisando los 70. Paul Hobbs es un neoyorquino que muy joven cursó enología en California y trabajó en distintas bodegas locales, hasta llegar a contar con la propia, en esa región tan emblemática del vino americano. Pero inconformista y curioso como es, su carácter lo llevó a conocer casi todos los secretos de la profesión. Así pudo iniciar su carrera como consultor o flying winemaker, primero en su país natal y luego fuera de fronteras. Hoy asesora bodegas en Argentina, Chile, Francia y Armenia. Pero además es empresario y socio en Viña Cobos de Mendoza y de Crocus en Cahors, Francia

En estos lares

Aquí en Uruguay y con la familia Deicas trabaja desde hace años, sobre todo dedicado en especial, a potenciar algunos viñedos y los vinos que ellos producen.  Algunos están alejados de la bodega madre, en parajes como Sierra de Mahoma, El Carmen o Garzón. Otros cerca de Establecimiento Juanicó, como Domaine Castelar en las afueras de Progreso. Allí se creó el primer viñedo extremo, en contra de todas las prácticas vitícolas tradicionales. Mediante un costoso trabajo de campo, se invirtieron los dos primeros metros del suelo, de manera que la capa más fértil, se ubicó en lo más profundo y la menos fértil – la arcillosa-calcárea – quedó en la superficie. Este cambio obliga a las raíces a desarrollarse y profundizar en busca de los alimentos de la primera. De estas parcelas nace el Tannat  Extreme Vineyard Suelo Invertido, un tinto expresivo, vibrante y con mucha energía y finura.

Siempre en la línea de explorar distintos territorios, en el Cerro Guzuvirá de Lavalleja la experimentación tuvo otras condicionantes. El suelo rocoso compuesto de sólidos y ancestrales residuos volcánicos, comportaba un nuevo desafío que no intimidó a los Deicas. Para hacer lugar a las vides hubo que dinamitar partes del terreno. Aquellas cuyas rocas macizas impedían plantarlas. Pero atención, cada pequeño plantín debió contar con una bolsita de tierra húmeda, para que en sus primeras semanas pudiera alimentarse convenientemente. De este viñedo realmente extremo nace un corte Tannat-Merlot con un toque de Viognier que lo ayuda con su particular aroma.

Degustación y cena en la bodega

Por supuesto que Paul Hobbs está muy entusiasmado con estas experiencias tan originales. Viene varias veces al año. En febrero durante la cosecha, a recorrer viñedos y degustar uvas. En mayo a evaluar la vendimia del año catando sus vinos y en junio, a una segunda cata confirmatoria de la anterior. Aprovechando esta visita, decidió traer sus vinos de Viña Cobos, para realizar una degustación comparada de los vinos de allá y de acá. Entusiastas con la experiencia, los Deicas convocaron a clientes y amigos a compartir con ellos esta cata y la cena posterior, en la amplia sala de la bodega. Con Santiago Deicas a su lado, Paul hizo la presentación de cada vino y entre ambos compartieron detalles de sus elaboraciones. Como siempre, no hubo coincidencia entre los asistentes en materia de preferencias de unos u otros. El sabroso menú diseñado por Mercedes Deicas, incluyó una entrada de pulpo grillado, el cordero asado en madera de vid y una mousse de chocolate belga para finalizar. Los vinos servidos, fueron por supuesto los mismos que habíamos probado antes y cada comensal podía elegir su preferido.