El prestigio de los vinos de esta uva gallega ha crecido tanto en el mundo, que los gallegos decidieron que merecía su día internacional. Se lo ubicó en el primer domingo de agosto y no es una elección caprichosa, coincide con la finalización de la Fiesta del Albariño, que se realiza en la semana previa. Es la más antigua de Galicia y se celebra en Cambados desde 1953, siendo una de las citas más importantes del calendario festivo gallego. Sé caracteriza por sus espectáculos musicales y pirotécnicos; competiciones deportivas; y por supuesto, una degustación callejera en la que cada bodega instala su puesto de servicio

El auge que han tomado sus varietales produjo un crecimiento exponencial de viñedos en la DO Rías Baixas. De continuo llegan grandes bodegas como Vega Sicilia – la más prestigiosa de España – a comprar tierras en Galicia para producir sus propios Albariños. El mapa de viñedos es abigarrado. En la actualidad hay unos 5.000 viticultores que cultivan un poco más de 4.000 hectáreas, dando un promedio de 0,8 para cada uno.

Si bien durante muchos años sus vinos eran ligeros, fáciles de beber, de marcada acidez y precio muy accesible, hoy la situación ha cambiado. Ya se los elabora con crianza en roble en sintonía con los blancos más importantes y longevos. También se combina con otras blancas de la región con excelentes resultados y estoy pensando en el de Terras Gauda, que es un trivarietal con 70% de Albariño, complementado con Caíño Blanca y Loureiro.

De una forma u otra, se obtienen vinos blancos de exquisito aroma, que oscila entre lo dulzón y lo cítrico, como para seducir y encantar a quien lo prueba. Por eso se puede decir que el Albariño ya está muy cerca del podio que ocupan los Chardonnay o los Sauvignon Blanc. Con ambos tiene puntos de contacto aromáticos y de sabor, pero a la vez se diferencia claramente de ellos. Por otro lado, suma puntos a favor por su vigencia al paso del tiempo y es una de las pocas variedades blancas que exhiben esta condición.

A Uruguay llegó de la mano de la familia Bouza, que quiso de alguna manera, honrar sus raíces gallegas. La primera vendimia se hizo en 2003 y desde entonces la calidad del Albariño Bouza, recogió el apoyo del público que lo empezó a incluir a la hora de elegir un vino blanco. Otras bodegas comenzaron a cultivarla y en poco tiempo, la superficie de sus viñedos a esta altura ya está superando a las hectáreas de la Chardonnay y muy cerca de la Sauvignon Blanc.

Vale la pena recordar que en una nota reciente de la prestigiosa revista británica Decanter, el Albariño Cru d’Exception 2021 de Familia Deicas con 96 puntos, se destacó sobre sus pares y encabezó el ranking de una degustación bien original. Se la llamó Albariño Beyond Iberia y participaron 78 etiquetas, de USA (34), Oceanía (20), Uruguay (12), y Sudáfrica (6). Como el nombre lo indica, no fueron incluidos los de España y Portugal. Justo es decir que, gracias a los Bouza, Uruguay ha descubierto una variedad blanca que le da mucha singularidad en el mercado internacional y que augura un seguro refuerzo a la exportación de nuestros vinos.