A la hora del desayuno en The Marmara Taksim, los huéspedes del hotel que se aprontan para visitar Estambul y luego recorrer Turquía, son arrullados por una cantante brasilera que entona Corcovado. No es ni Gal Costa, ni María Bethania, pero sirve y da una idea del contraste que se da en este país, muy musulmán y a la vez tan occidental. Que por un lado prohíbe la publicidad de bebidas alcohólicas y por otro da libertad a las mujeres para usar o no, el recatado velo. En los anuncios callejeros de cosméticos o moda, el tradicional tocado musulmán no aparece cubriendo la cabeza de las modelos. Tampoco lo lucen las periodistas de los informativos centrales de la tele. En el aeropuerto, dos funcionarias de Turkish Airlines muy coquetas y bien maquilladas, dan ejemplo de esta tolerancia. Una no cubre su cabeza y la de al lado si, con un velo del mismo color azul de su uniforme

Turkish es una enorme compañía que se jacta de llegar a más destinos que cualquiera de sus competidoras, pero que no puede evitar esta dicotomía turca. Al igual que las otras líneas aéreas, sirve cerveza, vinos o destilados en sus vuelos internacionales, pero en los domésticos no están disponibles. Cada día el muecín llama siete veces al rezo, comenzando antes del amanecer y de los parlantes de las 3.000 mezquitas de Estambul, un lamento parecido al cante flamenco, se oye en todos los barrios. Pero la vida no se detiene. El continuo trajinar de autos, taxis y de los transeúntes en peatonales y comercios sigue tan campante, haciendo caso omiso al llamado religioso.

Bazares, especias y la gastronomía

El Gran Bazar y el Egipcio o de las Especias, atraen a multitudes de turistas, junto con la mezquita Azul, Santa Sofía y el palacio Topkapi. Hoy, estos tres lugares icónicos se encuentran en pleno reciclaje para remediar humedades, rejuvenecer los frescos y reparar los antiguos mosaicos. En los bazares el comercio manda y antes de cada compra, el regateo se ejerce con mucha decisión y sin pudor. El aroma de las especias reina y los dulces las escoltan en cada local que las vende.

En estos mercados no existen las vituallas frescas, ni frutas, ni verduras, ni carnes de ningún tipo. En cambio las pasas, los higos y damascos secos, se ofrecen al lado de pistachos, almendras, distintos currys y la nuez moscada. Las culturas culinarias de las naciones se asocian con sus estilos de vida, su geografía, el clima, la vegetación, su agricultura y su ganadería. El trigo es el cereal más popular y el pan es imprescindible a la hora de la mesa. Junto con la carne ovina que se prepara en muy diferentes formas, la más original es el kebab que se cocina en los puestos callejeros a la forma de un espiedo, pero con el pincho giratorio en forma vertical. Y siguiendo las enseñanzas del profeta, por supuesto que del cerdo ni hablar. El pollo sigue al cordero como carne preferida, cocinado en guiso con arroz basmati, pasas, cebolla y piñones. El yogur seduce a los turcos y es un gran actor en la culinaria local. Para el desayuno se le diluye con agua y se le agrega sal, limón y se le llama ayran. A la hora del almuerzo y a modo de sopa fría se lo sirve con rodajas de pepino. La gastronomía turca es muy conocida por su amplia diversidad de platos y su excelente combinación de especias y hierbas. Su estilo ha sido influenciado por las muchas culturas que pasaron por ese lugar estratégico del Medio Oriente. Aunque también Europa, a través de una ingente inmigración, se ha beneficiado con sus recetas  y sus exquisitos platos.