Andrea Núñez nació en un pueblo muy chiquito cerca de Rosario, provincia de Santa Fé. Estudió Comunicaciones y con la licenciatura bajo el brazo, migró a Buenos Aires para estudiar actuación. Pero debió trabajar para mantenerse y lo hizo en la tienda de vinos de free shop. Primero en Aeroparque, luego en Ezeiza y le fue tomando gustito al tema. En 2010 a los 30 años, cursó la carrera en la Escuela Argentina de Sommeliers y desde entonces se desempeña en esta profesión. Hoy la ejerce en la bodega Catena Zapata, realizando degustaciones en Argentina y el exterior. Estuvo en Montevideo y en el Club de Ejecutivos Piso 40, presentó los varietales Adrianna Vineyard. Al día siguiente la entrevistamos para saber más de ella y de su misión

Los viajes y el entrenamiento

Un sommelier debe entrenarse constantemente y actualizar su base de datos, porque salen vinos nuevos todos los días. Pero cómo hace un profesional que se dedica a vender los vinos de su bodega para entrenarse…? “Pruebo mucha cantidad de vinos, porque preciso saber en qué nivel se encuentran los nuestros y lo mejor es compararlos con los vinos del mundo. En Argentina no tenemos variedad de vinos importados, porque están muy restringidos, pero aprovecho mis viajes. No lo puedo hacer en todas las ciudades que visito, pero lo hago con algunos distribuidores que saben mucho. Y lo hacemos a ciegas con los vinos que yo misma compro en una tienda. Busco botellas en el nivel de precio de mis vinos y a ciegas, los comparamos con los de Catena. He experimentado sesiones muy interesantes y bien provechosas”.

La estratagema de Elena

Cuando la bodega realizaba sus primeros intentos de vender en el exterior, Elena la esposa de don Nicolás Catena, era quien viajaba sobre todo a Estados Unidos, a vender los Catena Alta. Más de una vez no le querían aceptar un Chardonnay argentino de 60 dólares, porque no creían fuera un precio justificado.. “Entonces ella compraba otros Chardonnay locales en ese entorno de precio y proponía la cata a ciegas para comparar.  Esa estratagema le dio muy buenos resultados y yo la adopté para algunos casos. Aunque hoy Catena ya tiene suficiente nombre y  no tengo que usar esa forma de venta. Pero estas catas no sólo me sirven a mí, también son muy útiles para nuestros distribuidores y les dan un argumento fuerte para vender nuestros vinos”.

El maridaje

El siempre complejo tema del maridaje no podía quedar fuera de nuestra charla… “A esta altura no soy muy cerrada respecto al maridaje. Considero que el maridaje muy estricto ya fue. Porque hoy la gente sabe mucho y puede ir más allá, de una carne con tinto o un pescado con blanco. Y además, disponemos de vinos mucho más versátiles. Te pongo un ejemplo. Tres comensales en una mesa, uno pide pescado, otro carne y otro risotto. Mi solución en este caso hipotético, sería aconsejarles un Pinot Noir de cuerpo y solucionamos el tema. O un Chardonnay amplio en boca y el de la carne lo tendrá que aceptar, aunque no sea tinto. Los otros dos estarán de parabienes”.

Sucedió en la Bourgogne de Punta del Este

Antes de entrar en Catena, trabajó varios veranos en La Bourgogne de Punta del Este y sabíamos que de esta experiencia debía haber alguna anécdota jugosa… “Te cuento la más insólita. Un señor francés y tres amigos piden una botella de Chateau Petrus, que en el momento costaba algo así como $ 20.000. La traigo, la descorcho, le muestro el tapón y la decanto. Se la toman y me piden otra y después otra más. En el restaurante no lo podíamos creer. Paga, se va y para mayor asombro de todos, no deja propina!! Cierra el restaurante y con dos chicas nos vamos a la zona del Puerto, porque ellas precisaban salir y cambiar de aire. Yo me quedo en el auto y me duermo. Al rato vienen corriendo a despertarme porque el mismo francés, desde arriba de Moby Dick estaba tirando dólares y euros a la calle. Les dije a mis amigas, corramos y agarremos todos los que podamos, ahí está nuestra propina”.

El consumidor argentino

También quisimos saber de las preferencias actuales, de los consumidores argentinos. Seguirá esa fuerte predilección por el Malbec? O a esta altura la tendencia ya perdió fuerza… “Al consumidor argentino aún le gusta el tinto concentrado y si es oscuro y algo tánico mejor. Te hablo del gran segmento, el que compra en góndola. Distinta es la cosa con el conocedor que prefiere la elegancia a la contundencia. Pero sin duda en este otro segmento se notan cambios y te piden y preguntan por un Cabernet Franc o un Bonarda, que están despertando mucho interés”.

Un vino elegante

Después de esta respuesta quedó cantada la siguiente pregunta, para saber cuándo un vino es elegante… “Si hablamos de un tinto, es el que tiene armonía, que está equilibrado y que tiene todo en su justa medida. Me refiero a fruta, taninos, acidez y sobre todo, que sea directo, que no te queden los taninos sonando, ni que la madera se destaque sobre la fruta. Y por supuesto que tenga un buen final. Un vino elegante es el que te da una grata sorpresa, un instante de placer inesperado”. Nos gustó conversar con Andrea, tiene convicciones claras y las transmite con franqueza. Es muy cordial y aprendimos mucho charlando con ella.