El mundo del vino no se compone sólo de añadas, cepajes y los clásicos colores, blancos, rosados y tintos. También se integra con los instrumentos necesarios para realizar su servicio. Sacacorchos, corta gotas, decanter y fundas para enfriar botellas, son algunos de los adminículos que componen ese mundo tan sofisticado de la bebida del dios Baco

Desde que hace un par de siglos, el tapón de corcho se instaló como el mejor cierre para sus botellas y el descorchador se hizo indispensable. Esto marca para el vino una diferencia con el resto de las bebidas, cuyas botellas se pueden abrir sin dicho utensilio o más fácilmente. Pero no es el único adminículo que en el hogar sirve al ritual de la apertura de una botella. La lista se agranda y su extensión depende de la vinculación o el apego, que una familia tenga con la bebida del dios de las bacanales. Hay un par de accesorios que se pueden catalogar de uso corriente y los dos sirven para cortar: el que limpiamente corta las cápsulas sin necesidad de recurrir al cuchillo de mesa y el que corta las gotas, evitando que caigan sobre la mesa y manchen el mantel. Ambos son pequeños, no ocupan lugar y su utilidad es evidente. Otros pasan a la categoría de ocasionales como las bolsas plásticas acolchadas para viaje, que recubren y protegen las botellas. Los hay que se utilizan sólo por los coleccionistas como el decanter, que sirve para airear los vinos que han estado mucho tiempo guardados. Alguno como la bomba de vacío, tuvo su auge hace un par de décadas, pero hoy ha caído en desuso. Y los más refinados suelen tener a mano un termómetro de abrazadera, que se adhiere a la botella y sin abrirla, pasados 5 minutos, ya marca la temperatura interior.

Los sacacorchos

Si son fundamentales como los son, el verdadero amante del vino debe tener los suyos. Es verdad que hay vinos con tapa rosca, pero la gran mayoría llegan al mercado con tapón de corcho. Hay sacacorchos de palanca, de alas, incluso eléctricos, pero el más recomendable es el de dos tiempos, por su tamaño, sencillez y efectividad.

El decanter

Como ya es muy sabido, los vinos de cosechas antiguas que se guardaron durante un buen tiempo, necesitan “respirar” unos momentos antes de ser servidos. El decanter permite que el vino se exprese mejor, tanto en aromas como en cuerpo. Solo se debe verter el vino dentro de él, moverlo un poco y esperar unos minutos. No olvidar que importa mantenerlo limpio y sin olores.

Los cortagotas

Es habitual que algunas gotas resbalen por el pico de la botella al momento de servir, manchando la etiqueta o el mantel de la mesa. Para evitar esto, existen los cortagotas, una especie de anillo que se coloca en el cuello de la botella para que absorba esas molestas gotas. Otro tipo de cortagotas es aquel que se introduce en la «boca» de la botella, formando un canal por el que pasa el vino, evitando que gotee.

Las copas

Las copas son fundamentales para apreciar todas las cualidades del vino. Las buenas copas permitirán que el vino se oxigene bien y además, quien la usa podrá observarlo y olerlo mejor. Es importante cuidar que al momento de lavar las copas, no queden residuos de jabón ya que esto podría arruinar el próximo vino.

El cortacápsulas

Sirve para desprender rápidamente la cápsula de la botella. Se puede hacer con un sacacorchos, aunque siempre es más exclusivo tener un utensilio solo para ello.

Los otros tapones

Si al abrir una botella no se bebe todo su contenido y se hace necesario guardarlo, lo importante es que quede bien sellada para que el vino mantenga su calidad. Hay tapones especiales para espumosos que cierran herméticamente la botella y conservan sin problema sus burbujas.