En Padua, muy cerca de Venecia y en 1912, los hermanos Luigi y Silvio Barbieri habían heredado la empresa de licores de su padre. Con sin igual energía y perseverancia, dedicaron muchos años a diseñar un nuevo tipo de bebida, de bajo contenido alcohólico (11%), basada en naranjas amargas, raíces, ruibarbo, vainilla, genciana y quina

La bautizaron Aperol inspirándose en apéro, el diminutivo francés para aperitivo y lo presentaron en sociedad en 1919, durante la tradicional feria anual de Padua. Casi enseguida fue adoptado por los pobladores del Véneto y para la década de 1930, ya se había extendido por toda Italia, popularizado entre hombres y mujeres por su bajo contenido alcohólico.

Aperol Spritz

Por su firme sabor amargo, el Aperol no se bebe solo y para hacerlo, se le agrega hielo y agua mineral. O en una versión más actual, prosecco y hielo. Seguro que el Spritz que da nombre a este coctel, tiene un origen foráneo y proviene del alemán, en el que spritzen significa rociar o salpicar. La leyenda dice que a inicios del Siglo XIX, en tiempos del Imperio austríaco, los soldados que ocupaban el norte de Italia solían pedir en los bares locales, que les “salpicaran” sus vasos de vino con agua, para suavizar la potencia gustativa del fermentado italiano. Con el paso del tiempo, el agua con gas fue incorporándose, dando origen al término “Spritz o spritzing”. La receta más común hoy día es servirlo con varios cubos de hielo en copa grande, agregando dos partes de prosecco o el espumoso que se tenga a mano, dos partes de Aperol y una rodaja de naranja sobre el borde de la copa, para dar un toque de distinción.

Campari lo puso de moda

Durante años, su consumo apenas traspasó las fronteras de la región en la que nació. Pero en 2003 el fuerte Grupo Campari compró la marca, viendo en ella un potencial muy poco explotado hasta ese momento. Desde entonces el crecimiento de ventas ha sido un extraordinario 16% anual, apoyado en  campañas publicitarias muy bien direccionadas.

El objetivo prioritario fueron los jóvenes, haciendo mucho énfasis en la idea de que es la bebida perfecta para el aperitivo. El mérito radicó en que se supo identificarlo con un momento de consumo muy particular. Vehículos anfibios en las playas italianas, tractores para nieve en los Alpes o combis estilo retro convertidas en bares móviles, fueron algunas de las herramientas de marketing a las que recurrió la firma.

Festejo de aniversario

En junio del año pasado Campari decidió festejar los cien años de Aperol, en la región que lo vio nacer, bajo el lema: Grazie Veneto. En la plaza Cavour de Padua instaló tres sofás, diseñados por un trío de artistas internacionales. Cada uno interpretando el papel de la marca, que enfatiza en generar conexiones alegres e impulsar a la gente a sentarse juntos, para mostrar el valor de compartir el mantra de Campari para el Aperol: ‘Disfrutemos Juntos‘. Un cuarto sofá diseñado por los tres artistas se colocó en Venecia. Las festividades culminaron en la emblemática Plaza de San Marcos, el espacio más famoso de la ciudad que sirvió de escenario al concierto en vivo ‘Aperol Happy Together Live‘. Una multitud se congregó para escuchar los distintos tipos de música, ejecutados por primera vez en este espacio histórico de la ciudad de los canales y las góndolas.