Carmelo cuenta sin duda con un atractivo muy especial, que desde siempre atrajo visitantes uruguayos y argentinos. Un imán que no se circunscribe al puente de hierro giratorio sobre el arroyo Las Vacas, que se abre manualmente a través de manivelas. Hace años que las bodegas pioneras de la zona – Irurtia y Zubizarreta – reciben con gusto a turistas y visitantes. Pero llegaron nuevos jugadores y nuevos emprendimientos, quienes sin dudar, apostaron al turismo como otra fuente de ingresos y también para identificar y hacer conocer las propias etiquetas

Bodegas de Carmelo

De forma natural entonces, seis bodegas decidieron agruparse bajo la grifa “Bodegas de Carmelo”. Con la idea de crear una Ruta del vino – Irurtia, Zubizarreta, Campotinto, Cordano, El Legado y Narbona – han contratado un servicio externo que lleva a los interesados a un recorrido de dos y hasta tres bodegas por día, según lo soliciten. De sus comienzos, Francisco Lorente de Campotinto nos contaba..” Esta asociación surgió en el año 2016 pensando en unificar la gestión y ofrecer visitas con degustación, en las bodegas que la integran. Con el claro propósito de trabajar en conjunto la comunicación de este destino y participar en ferias internacionales como la de Buenos Aires, a la cual ya hace dos años que concurrimos. También vamos juntos a los salones del vino, presentando a Carmelo como un polo de enoturismo en el oeste del país”.  Por su parte Mariela Zubizarreta explicaba su experiencia: “Aquí el turismo es estacional. Comienza en setiembre y durante el  verano y principios de otoño siempre es mayor. Aunque ahora en junio nos llevamos una linda sorpresa, porque en Brasil festejan Corpus Christy y se notó una afluencia muy interesante de brasileños. En vacaciones de julio o de primavera, los argentinos vienen a Carmelo, aunque hoy y por la crisis consultan mucho por precio. Nosotros pedimos la reserva previa, cosa que otras bodegas no lo exigen. Y en lo local, los carmelitanos nos buscan para sus eventos, tipo fiestas de cumpleaños”.

El pionero

Dante Irurtia, ingeniero químico y fundador de su propia bodega, es sin duda un pionero carmelitano como nos decía su hijo Marcelo.. “Fuimos la primera bodega de Carmelo que comenzó a recibir visitas. Con ese propósito, Dante mi padre, hizo inversiones importantes para darles el necesario confort. Construyó una gran cava de ladrillo, que hoy es nuestro orgullo, pero no contábamos con personal especializado. No había quien hablara idiomas o pudiera contar la historia de la bodega o cómo estaba elaborado el vino que estaban probando. Hoy profesionalizarse es obligatorio y así lo hemos hecho todos”. Y sigue contando.. “Cierto es que una gran ayuda vino del lado de las inversiones que se hicieron, por ejemplo en hoteles. Antes teníamos sólo cinco y hoy ya llegan a 14, pero con una diversidad de oferta  muy atractiva, tanto en comodidades y como en precios. El visitante puede optar por posadas más económicas o albergarse en hoteles 5 estrellas. Han crecido también  los desarrollos inmobiliarios y eso es otro factor que ayuda. En la zona de Capilla San Roque, ya se ofrecen chacras con opción a contar con el viñedo propio”.

La naturaleza pone lo suyo

Daniel Cis Godoy es carmelitano, enólogo y de familia bodeguera. Empezó a trabajar con Dante Irurtia en 2001 y hoy asesora a varias bodegas del grupo. De aquella época inicial recuerda.. “Lo más lindo de esos años era recorrer los viñedos con Dante, que conocía a fondo cada parcela y cuando y porqué la había plantado. El viñedo era su pasión y le encantaba incorporar nuevas variedades para experimentar con ellas. Pero además era una persona que tenía un trato muy especial con la gente, conocía bien a sus 200 empleados y siempre estaba a la orden para sacarlos de algún apuro. Para mí fue una escuela de gran ayuda”. Pero quisimos saber porqué se dice que Carmelo es un lugar tan especial para la viticultura.. “por la influencia de los ríos, que con una temperatura de agua superior a la del mar incide mucho en la ambiental y ayuda a adelantar la maduración de las uvas. Por otro lado nuestros suelos son más livianos y permeables, no retienen el agua de lluvia y eso nos beneficia mucho en época de vendimia”.

Sin duda es muy meritoria esta movida carmelitana, que con sabiduría y espíritu solidario, han sabido armar las bodegas de la zona. Todos los entrevistados coinciden en que el futuro es muy promisorio y no dudan en apostar a un crecimiento del enoturismo que ya es una realidad.