Así se la conoce a esta particular provincia norteña de Argentina y con razón, porque sus paisajes deslumbran y la calidez de sus gentes es proverbial. Estos atractivos nos motivaron tanto, como para reunir un grupo de 14 entusiastas viajeros a visitar sus bodegas y probar sus excelentes vinos

Su particular geografía y clima, le permiten ofrecer tres vertientes muy favorables para el cultivo de las uvas: la gran insolación, el frío nocturno y la poca humedad ambiente, que hace inviable las enfermedades en el viñedo.

Es la tierra del Torrontés, la uva blanca tan perfumada de azahares, que la identifica. Pero también del Malbec que no podía faltar y para nuestra sorpresa del Tannat, que en aquella zona se da con gran generosidad.

Sin duda el punto alto de esta gira era visitar la Bodega y Estancia Colomé, en el interior profundo de la provincia, para probar sus famosos vinos in situ. No es fácil llegar hasta allí, por la lejanía y por las rutas de acceso, en realidad y más bien, los caminos de cornisa que bordean las montañas. El hecho de contar con un hotel boutique de 9 habitaciones, nos facilitaba visitarla.

Es propiedad de Donald Hess, un suizo apasionado del arte y de los buenos vinos. Un exitoso empresario que a la edad de 20 años – cuando falleció su padre – heredó un hotel en Marruecos y una cervecería en la ciudad de Berna. Su clara percepción comercial le hizo vender la cervecería, para cambiar al rubro más provechoso del agua mineral embotellada.

Viajero incansable cuando llegó al norte argentino con su esposa, quedaron encantados, no sólo con la zona y la amabilidad de su gente, también por la calidad de los vinos que probaron. Durante dos años y en sucesivos viajes buscaron en el Valle Calchaquí un lugar donde afincarse: midieron alturas, tomaron las temperaturas, evaluaron ofertas, se relacionaron con los lugareños y un día, conversando con un bodeguero de la zona, pudieron degustar un vino de la bodega Colomé.

“Cuando lo bebí me dije: es un diamante en bruto”, contó Hess en una entrevista para agregar luego: “quiero hacer aquí el mejor vino argentino, a partir del viñedo más alto del mundo y también mejorar la calidad de vida de la gente del pueblo vecino”.

La escasez de agua no lo desanimó y es más, no muy lejos compró un predio a 3.100 msnm, para así contar con el viñedo más alto del mundo, lo cual fue reconocido por el libro Guinness.  Reconstruyó la vieja bodega y la dotó de la mejor tecnología y hoy la proclama como la más antigua de las argentinas, al haber sido fundada en 1831.

Thibaut Delmott es el enólogo francés que dirige las elaboraciones desde hace más de una década. Casado con una joven salteña a quien conoció en la zona, reconoce que lo que más lo entusiasma dentro de la enología argentina, es la libertad que hay para crear e innovar.

“Hacer vino a  tanta altura no es fácil, son condiciones extremas y por eso no se le puede exigir mucho al viñedo. No cualquier variedad puede adaptarse,  hay problemas con las heladas precisamente en otoño, que es el momento de la cosecha”, destaca Thibaut.

Pero lo desafiante es: “que, si se saben aprovechar estos factores, nace un vino auténtico, atípico y único en el mundo, como el Malbec que nace de estas alturas. Es un vino distinto, más frutado y floral, que llena mucho la boca, muy delicado para la nariz y con una frescura que cualquier fanático del Malbec disfrutará” agrega con una sonrisa.

Por supuesto que con Thibaut hablamos del Tannat porque en Salta es muy popular, aunque no tanto como el Malbec. Él conocía la variedad por haber trabajado en Madiran y está muy conforme con el resultado que obtiene a 2.200 msnm. Lo probamos y reconocimos que es muy frutado, tal vez algo más que los nuestros, con taninos amables y buen cuerpo.

Importa agregar que Donald Hess es un importante coleccionista de arte moderno y la Hess Collection de arte contemporáneo tiene reconocimiento mundial. En Colomé construyó un museo dedicado a las obras del americano James Turrell, uno de los máximos exponentes del Land Art.

Realmente vivir esta experiencia fue inolvidable para el grupo de Catadores. Pasar dos días en un lugar tan apartado, en complejo que incluye bodega, hotel y museo de arte, es por lo menos asombroso. La atención del personal fue impecable y las comidas en el restaurante de primer nivel.

Desde hace mucho que en Uruguay están los vinos de Colomé, importados por W. Select Brands y comercializados por Vinos del Mundo.