Cepa blanca que rinde y promete

Bodega: Cerro del Toro
Origen: Piriápolis
Precio aproximado: $ 650

Enólogos y bodegueros uruguayos están muy entusiasmados con lo que promete la cepa Albariño. Llegó a Uruguay allá por el año 2001, gracias a la iniciativa de Juan Bouza, quien tuvo la inspiración de importarla. Sus raíces familiares gallegas lo impulsaron a tentar suerte con esta variedad y por cierto que la tuvo. El varietal de su bodega es de los blancos que mejor representan a los nuestros. Hoy más productores nacionales se suman a cultivarla, por el buen resultado que está dando a quienes ya la trabajan.

Martín Viggiano lo tenía muy claro cuando se comenzaba a esbozar el proyecto Cerro del Toro, de la familia Kambara. Como enólogo había participado en sendas vendimias en Galicia y allá pudo conocer bien la forma de elaborar un Albariño varietal. La crianza sobre borras o lías, era una de las técnicas empleadas y vale la pena explicar en qué consiste. Se les llaman lías a los microorganismos – principalmente levaduras – que mueren al terminar la fermentación y al quedar dentro del vino, se disuelven parcialmente. El alcohol trabaja su membrana superficial y con el transcurrir de los meses, colabora para que nuevas sustancias se vayan incorporando. Principalmente son proteínas y polisacáridos.

“En nuestro viñedo hay una parcela especial, más pedregosa que otras y que da frente al mar. Nos parecía como la ideal para ensayar esta técnica de elaboración. Con su fruta elaboramos una pequeña partida, apenas 2.000 litros que dejamos unos nueve meses en contacto con las borras. El vino se remueve cada tanto, para favorecer la incorporación de esos elementos que son los responsables de su mayor personalidad”… comenta Viggiano.

Por su parte Pablo Ricciardi de P&A Gestiones Comerciales, que maneja la venta de los vinos de Cerro del Toro acota: “Estamos muy contentos con el volumen de pedidos recibidos y con las reposiciones que se vienen confirmando. Sin duda es un varietal que ha gustado mucho y nuestros clientes lo están avalando”.

Y es tal cual. Tanto en su aroma como en la boca, muestra su prestancia de blanco importante. Su fragancia no estalla, surge con parsimonia y en ella, las levaduras se pueden percibir con claridad. En boca tiene un cuerpo palpable y untuoso, lo que lo hace más gastronómico. Estaría bueno y lo recomendamos, descorcharlo al mismo tiempo que el otro Albariño de Cerro del Toro, el que no ha recibido esta crianza sobre lías. Así se podrá comprobar las virtudes de cada uno y luego decidir cuál será el preferido.