Muy exitoso en su profesión como consultor informático, Mike Barrow decidió emprender una segunda actividad y se convirtió en viticultor para contar con sus propias uvas y sus vinos. Nació en el estado de Arizona hace 50 años y recorrió el mundo orientando proyectos nacientes y también dando clases en universidades de España, India y Centroamérica

Apasionado por la bebida de Baco, en 2003 compró un terreno sin cultivar ubicado en Perdriel, Mendoza. Allí plantó un viñedo para dar sus primeros pasos y hacer su bautismo de fuego. Fiel a sus convicciones optó por una conducción orgánica del viñedo y cada año obtiene del SENASA, la constancia oficial que lo acredita. Pero tan creativo e innovador como es, quiso unir la ancestral tradición del vino, con la informática que tanto conoce y domina. Al presentar sus vinos la semana pasada en Sofitel Carrasco, explicaba así su proyecto.. “Desde 2018 estoy fusionando ambos mundos, el de la tecnología, las criptomonedas y el Blockchain con algo tan tradicional como el vino. Soy un forastero en este sector, porque no vengo de tradición ni de familia y estoy juntando ambos mundos, que es lo que me divierte. Elaboro un vino que se llama MTB* (Mike Tango Bravo) y Openvino es un proyecto para transformar digitalmente mi empresa y convertirla en la primera bodega opensource. No es una marca, es un proyecto que muestra la máxima transparencia en el negocio del vino. Se relaciona con datos abiertos, generando propiedad intelectual que se pueda reutilizar, compartir y ver en www.openvino.org .”

Costaflores Finca Orgánica

Un emprendimiento con apenas 4 hectáreas de viñedos, que produce sólo 15.000 botellas por año, precisa una administración acorde y Micaela Vera la ejerce a distancia desde Montevideo. Ella y Mike trabajaron juntos en varios proyectos informáticos y a medida que Costaflores fue despegando, Micaela tomó a su cargo la gerencia de la empresa y lo cuenta de esta manera… “como ya tenía experiencia en trabajar a distancia por internet, cuando Mike me propuso el cargo acordamos que podía hacerlo desde Uruguay. A mí me toca ocuparme un poco de todo, de la parte administrativa, las exportaciones y el mercado interno. En Buenos Aires tenemos un distribuidor y en época de vendimia voy a Mendoza, porque el trabajo y las contrataciones de personal aumentan considerablemente. También viajo con Mike para visitar a los clientes del exterior, sobre todo a Brasil que es nuestro principal mercado. Por nuestro tamaño no trabajamos con las grandes superficies, sino con vinotecas y restaurantes que aprecian y valoran nuestros vinos”.

La India compra sus vinos

Por lo dicho se puede apreciar cuan original es este proyecto de Barrow. Esta otra anécdota da idea de su gran impulso creador. Tuvo que ir a India y quedarse 8 meses para asesorar en un nuevo proyecto y al mismo tiempo quería vender sus vinos en el país. El primer tropiezo lo tuvo con una disposición del gobierno, que no permite la propaganda de bebidas alcohólicas. Entonces y para comunicar y tratar de vender, se le ocurrió crear una imagen para un afiche que aludiera al vino sin nombrarlo. Para ello y antes de partir, llenó una bañera con vino tinto y vestido con un traje blanco se sentó en ella para teñir el pantalón y parte del saco en color burdeos. Sentado en ella, con una copa en la mano y leyendo un libro, detrás aparecen Los Andes nevados y muchas botellas de vino en el suelo, como para que no queden dudas y para que la imagen transmita su mensaje. El truco dio su resultado y hoy la India importa sus vinos. Antes de fin de año también llegarán a Uruguay y serán distribuidos por P&A Gestiones Comerciales, la empresa de de Pablo Ricciardi y Andrés Larrosa.