Es el nuevo restó del que todos hablan en la ciudad. Sibaritas y curiosos de parabienes. La ecuación es perfecta: una amplia oferta de vinos por copa que acompañan platos de marcada influencia francesa, todo presentado y servido “come il faut”. Matías Fasolo y Sophie Le Baux son un joven matrimonio argentino-francés que decidió echar raíces en nuestro país y sorprendernos con su original y cuidada propuesta. La experiencia de Baco Vinos & Bistro es selecta y muy recomendable

La historia de Matías y Sophie podría ser inspiración para una comedia romántica de influencia europea, donde el amor interconecta ciudades bellas dispersas por el mundo con la pasión por un oficio que no pierde vigencia a pesar del paso del tiempo y los avances tecnológicos. Se conocieron en la prestigiosa universidad suiza Les Roches donde ambos obtuvieron el diploma internacional en Hotel Management y aún más importante el BBA in Global Hospitality Management. Recibidos y casados regresaron al sur con el sueño del restaurante propio.  Eligieron Uruguay para afincarse y comenzaron de cero. El principio no resultó sencillo a pesar de sus antecedentes y estudios europeos. Trabajaron en diferentes empresas y puestos. Fueron constantes mientras trazaban  el camino para hacer realidad su sueño. Llegó el día de la decisión y optaron por ser la primera franquicia de Baco Chile. La oferta gastronómica local gana así un lugar donde se come de maravillas y se rinde honor al dios romano del vino.

Aquí como en Chile, el centro es el vino y por eso la oferta alcanza las 130 etiquetas entre uruguayos y regionales. La selección es estricta y ninguno ingresa a carta sin la sesión previa del comité que los degusta y aprueba con un rango propio de puntuación. El servicio del vino, así como del resto de bebidas es sumamente profesional. Los grandes ejemplares se decantan sin pedirlo y es norma de la casa no hacer probar el vino al cliente. Si no gusta o se considera defectuoso, se remplaza de inmediato. Matías y Sophie desean posicionar su bistro “como el lugar de la gente del vino, donde los apasionados se reúnan entorno a la bebida de Baco”. Razón por la cual ofrecen el servicio de descorche casi al mismo precio que el valor de una copa de vino.   El agua es de cortesía, a la usanza de mercados más desarrollados. Botellas de 500 ml de agua filtrada en el mismo restaurante llega a la mesa cada vez que sea necesario. Las bebidas gaseosas están restringidas a las más saludables que suelen ser de origen italiano.

La propuesta gastronómica es original, novedosa y de altísima calidad por estas latitudes. Platos clásicos de la cocina francesa de excelente preparación se destacan. Entre ellos, el Huevo Muerette en salsa de vino y tocino, el Boeuf Bourguignon acompañado de papas confitadas y la tradicional sopa de cebollas. Así como en los dulces destacan la cremosa y bien lograda Crème Brûlée, el Café Liégoies o las Crèmes Glacée, de preparación artesanal. La opción de quesos no podía faltar y se ofrecen en tablas al inicio, pre postre o para finalizar la comida. Las opciones van desde Brie, Camembert y Ementhal nacional y Roquefort francés. Todos servidos a la temperatura correcta.

Camareros amables, simpáticos y bien informados ofrecen un servicio impecable y profesional.

Responden las consultas con solvencia, respetan los tiempos y siempre están atentos a las demandas que puedan surgir. El sueño de Matías y Sophie se hizo realidad y Baco es un oasis en la ciudad. Una propuesta franca y coherente que invita a ser visitada y disfrutada porque la reincidencia está asegurada.

Baco y su creador

Todo comienza a mediados de la década del 90 cuando Monsieur Frederic Le Baux, padre de Sophie, de profesión agricultor y productor en tierras galas, llega a Santiago de Chile concretando su sueño de tener una experiencia en el exterior. A sus 33 años, casado y con 5 hijos, inicia la etapa chilena de su vida. El transporte de alimentos, la producción de estos y su conservación, fueron sus negocios. En Francia, zanahorias y camiones. En Chile, los fletes aéreos y las cámaras frigoríficas que conservan la frescura del salmón y los frutos rojos, previa su exportación. Se propuso otro cambio y dejó el mundo corporativo para ingresar a una industria más cercana al consumidor: la gastronomía. Los restaurantes fueron su metier desde entonces. Uno de ellos de manera especial, que con los años, mucho aprendizaje e inversión, se transformó en el hoy conocido y exitoso Baco. Un lugar que sorprendió y enamoró a los chilenos del sector vinícola. Nacía un restaurante donde lo importante era y es, el vino. Un sitio donde la comida es deliciosa y con impronta francesa, “comida que no aburre” como sostiene la hija de su creador.

Gentileza: The Select Experience
Fotografías: Mika Alvarez