En los pagos de Gardel existe un viñedo escondido que se llama Domaine de l’Arvol. Instalado en Paso Hondo, Tacuarembó y entre dos cerros chatos, ocupa una amplia depresión del terreno que no tiene suficiente tamaño como para ser un valle. Es donde el Enol. Fernando Pettenuzzo eligió para plantar las vides que lo conforman. Lo tentó mucho un suelo muy particular de areniscas, generadas por siglos de lluvias y vientos que erosionaron las piedras de los cerros. Sabido es que el terreno donde se sustentan las vides, siempre marca la identidad de su fruta y de alguna manera se refleja en el sabor final de la fruta. En esa estancia propiedad de una señora francesa y cuya producción principal es la ganadería, la dama quería tener sus propios vinos y para ello, estaba dispuesta a plantar un viñedo para contar con las imprescindibles uvas

Un parque y un viñedo

Corría el año 2010 cuando a Fernando lo contactó el paisajista que diseñaba y daba forma, al parque anexo al casco de estancia. A pedido de la propietaria ya había plantado unas pocas filas de Moscatel y otras variedades, pero sin suficiente experiencia en viñedos, necesitaba un experto que lo orientara para seguir avanzando.

“Hubo que definir las variedades que se cultivarían y lo hicimos ensayando con micro vinificaciones de las uvas existentes. No dieron buen resultado y quedaron descartadas la Tempranillo, la Moscatel y la Malbec, por tanto sólo quedaron cuatro: Tannat, Cabernet Sauvignon, Chardonnay y Pinot Noir”, cuenta Fernando.

Ese año comenzó haciendo una primera evaluación y luego hubo de redactar el proyecto para el que había sido contratado:”Me tocó decidir el lugar preciso para instalarlo, definir las variedades, el marco de plantación y el sistema de poda. La zona posee gran fertilidad de suelos, una condición que favorece al gran desarrollo del follaje, en desmedro de la calidad de la uva. Pero entre los dos cerros encontramos el sitio ideal, por las areniscas que se fueron depositando en el suelo a lo largo de centurias”.

Tacuarembó no es Canelones

En el mapa vitícola nacional, Tacuarembó es de los departamentos que nunca fue tenido en cuenta por los productores. Imposible por tanto consultar o recibir consejos de locatarios o colegas del rubro. Además, Paso Hondo queda sobre la ruta 59, a una hora al norte de San Gregorio de Polanco y a 50 km al este de la ruta 5.

La primera cosecha se dio en 2014, que para Uruguay no fue aceptable. A partir de 2015 en cambio ya el panorama mejoró sustancialmente:”La calidad de la fruta nos sorprendió gratamente y decidimos elaborar un espumoso a pedido de la propietaria con base de Chardonnay y Pinot Noir al que le llamamos Lágrimas de Oro”. Sin planta de elaboración, hubo que buscar una bodega solidaria que pudiera colaborar con ellos y la oportunidad se dio al norte de Montevideo, en lo de Giacobbe, que empezó a operar como apoyo. Se compraron dos tanques para las fermentaciones y otros equipos complementarios que se instalaron en el espacio cedido por Alvaro Giacobbe. No es necesario explicar las dificultades que presenta este tipo de combinación, con un trayecto de 350 km y varias horas de duración para llegar con las uvas a Montevideo. Pero esto no amilana a Fernando que disfruta con el desafío y con los resultados que ya se comprueban.

Dos varietales tintos

De la muy buena cosecha 2018, probamos esta semana un Areniscas Tannat y un Areniscas Cabernet Sauvignon. Ambos muy saludables y de buen color. Más oscuro el primero y de más cuerpo en boca, haciendo los honores de nuestra variedad emblema. Con taninos presentes que le dan su personalidad, pero sin astringencia apreciable. Más amable y generoso al paladar el Cabernet Sauvignon. Ambos se venden en tiendas de Vinos del Mundo a $ 590.