No todo el capital accionario, sólo el 65% de este tradicional chateau y nadie duda que será la transacción financiera más importante de la región de Burdeos. Los analistas estiman que alcanzará a los 200 millones de euros

Ubicado al norte en Margaux y más cerca del océano, es el principal productor de esa sub región. La extensión de sus viñedos y una producción anual de medio millón de botellas lo ubican en esta posición. Se le considera entre las veinte bodegas con mayor cotización de Burdeos.

Lawrence Wine Estates de California es quien lo compra y lo vende una poderosa mutualista de salud francesa, que lo había adquirido hace apenas 12 años, en un precio mucho menor. El americano Gaylon Lawrence, es un millonario dueño de tres bodegas en California y con esta adquisición, pone un pie en la famosa región vitícola de Francia.

Se trata de una propiedad muy antigua que ha tenido diversos dueños a través de los años. El primero que se ha podido identificar es el caballero Antoine de Lascombes, nacido en 1625 y quien le da el nombre a la propiedad. Durante la mayor parte del siglo XX, estuvo en manos de la compañía escocesa W. H. Chaplin & Co Ltd de Glasgow.

No son habituales las ventas de propiedades en el sudoeste de Francia, sobre todo por sus altos precios. Se calcula que una hectárea de viñedos puede llegar a costar un millón de euros. En los últimos 20 años los empresarios chinos han sido los que más transacciones han concretado. En la actualidad se estima que serían unos 140 emprendimientos que han pasado a manos de empresas chinas, lo que no es tanto si se considera que, en total, hay unos 7.000 predios bordeleses en producción activa.

El periodista Laurence Lemaire autor del exitoso libro «Le Vin, le Rouge et la Chine» que ya lleva impresas varias ediciones, no vacila en opinar que: “para los chinos, una botella de un tinto de Burdeos es mucho más valiosa que otra de uno de Borgoña, por más que sean de un prestigio similar. Ellos de Francia apenas conocen París y Burdeos”, afirma para con énfasis.

No es el caso de Peter Kwok, un empresario vietnamita que se enriqueció en Hong Kong donde se apasionó con los buenos vinos. Ama Francia y habla muy bien el idioma. Su última compra fue la del Ch. Bellefont-Belcier en Saint Emilion, con lo cual completó 8 propiedades en Burdeos, las que agrupó bajo el nombre Vignobles K.

El septuagenario Kwok, ha invertido en la región durante los últimos 20 años y los expertos calculan, que la suma total ya llega a los 60 millones de euros. A él siempre le gusta afirmar que no lo hace sólo por un cálculo financiero, sino por la pasión que el vino le despierta.

Por supuesto que más de un integrante de la comunidad vinícola de Francia, se siente molesto con estas adquisiciones asiáticas. El gobierno ha respondido a dichas preocupaciones anunciando el estudio de normativas, para regular las inversiones extranjeras en el sector agrícola del país galo.