El del vino fue por siglos un mundo de hombres, pero ya no. Ha dejado de pertenecer al género, tanto en el consumo como en lo profesional. La mujer siempre estuvo, pero detrás de las cámaras y a las que ahora ya no les teme. Al mirar antiguas fotografías se las ve vendimiando y cargando cajones o en las bodegas, pegando etiquetas y lavando damajuanas. Ese rol ya no es más y hoy la mujer se ha insertado en el sector a la par del varón. Un primer paso fue trabajar en los laboratorios, para valorar el pH, los mostos o los niveles de alcohol y en ese papel fue muy diligente. No mucho tiempo después comenzó a estudiar enología y en la producción también se abrió camino. Al comenzar la sommelería, también abrazó esa carrera con decisión y con el tiempo, llegó a la dirección empresarial de muchas bodegas y a las directivas de las asociaciones profesionales

Un modelo uruguayo 

La Ing. Agr. Estela de Frutos ocupó cargos de dirección técnica en la bodega Los Cerros de San Juan por 30 años a partir de 1990 y no duda en afirmar que su experiencia profesional y humana fue indiferente a su condición femenina. Rodeada de empresarios y colegas de ambos sexos, a la hora de integrar distintos equipos de trabajo en busca del mejor desarrollo vitivinícola nacional, siempre se sintió a la par. Ella lo explica así:”Previo a los 90, aquí y en el mundo las mujeres se vinculaban más que nada al laboratorio de las bodegas, para realizar los análisis químicos, microbiológicos y sensoriales que se requerían. A partir de entonces las que tenían buena formación se fueron integrando al mundo del vino en todas las áreas.

En particular me gustaría destacar el papel de la mujer en el consumo del vino. Es una figura primordial por su sensibilidad para disfrutarlo en esencia y por su rol de madre y educadora de gustos y hábitos, desde la infancia y la adolescencia. Esto hace a la mujer un pilar en la cultura social del vino y por ende en el consumo responsable. A la hora de pagar la cuenta de los vinos se nos tiene por conservadoras y puede ser real, a lo que podemos responder que estamos más atentas a la relación calidad/satisfacción”.

La Cata Nacional del 91

Antes de integrarse al equipo de INAVI, la primera actuación de Estela como jurado internacional tuvo lugar en 1989. En esa época un desafío aparecía en el horizonte del vino uruguayo, porque se estaba formando el Mercosur y no existía un convencimiento total, de que los nuestros pudieran competir en calidad con los argentinos. Gerardo Alegresa, presidente del instituto le pidió a ella encarar este asunto y siguiendo su consejo, se decidió realizar la primera cata nacional de vinos. Para organizarla, Estela invitó a la Ing. Quim. Maria Isabel Mijares, una experta española a quien conocía por haber compartido con ella varios concursos internacionales. Juntas decidieron invitar a la Ing. Agr. Cristina Pandolfi, quien fuera presidente del Instituto Nacional del Vino en Argentina, a presidir uno de los jurados. Con esto Estela quiere señalar:” que ya en esos años había mujeres dentro del sector, capacitadas para gestionar una actividad tan importante como la Cata Nacional. Estábamos superando la etapa de las mujeres al laboratorio”.

Hay un vino femenino?

Lo hubo antes de este despegue. Era un tiempo en que las mujeres se acercaban al vino más bien tímidamente, a través de algún rosado algo dulzón y del champagne por supuesto, como bien lo registraron a fines del siglo XIX, los pintores del impresionismo. La relación tan estrecha con el alcohol siempre fue más bien masculina. Sin dudar, con los destilados en primer lugar y a seguir con los tintos más oscuros y potentes. Y en ese acercamiento al vino continúan las diferencias de género. Mientras el hombre muestra más interés en variedades, orígenes, personajes involucrados y hasta registrar los puntajes en las publicaciones especializadas, a la mujer otras vetas la seducen. Porque ellas ven al vino como un catalizador del placer y una buena etiqueta, puede convertir un momento cotidiano en otro muy especial o una comida de amigas finaliza como una experiencia para recordar. Es verdad que hay vinos más suaves y que quizás se enfocan al público femenino, pero cierto es que también son para personas que empiezan en el mundo del vino, ya sean de un sexo u otro. Puede que haya vinos más femeninos por la etiqueta o el packaging, pero a la hora de beber un vino los tópicos “vino de mujer” o “vino masculino” han quedado anticuados. Hay chicas que adoran un Malbec con cuerpo y personalidad y hay varones que prefieren un Pinot Noir elegante y suave en boca.