Loreto Ruiz ejecutiva de Vinos Finos en Concha y Toro, estuvo de nuevo en Uruguay y nos contó de las nuevas tendencias del mercado

Para empezar cuéntanos cuál es tu trayectoria en Concha y Toro
Hace 11 años yo trabajaba como enóloga en la planta de Cono Sur, una viña filial de Concha y Toro, cuando se abrió un llamado para ocupar este cargo, que me ofrecía la chance de comunicar sobre el vino, viajando por América Latina. Me presenté y fui elegida. Me tentó el desafío porque esta función no consiste sólo en lo comercial y el marketing, implica también enseñar y entrenar a las personas que trabajan con el vino.

Entonces, nos gustaría saber por qué se destaca Concha y Toro en tu país?
Concha y Toro se destaca en Chile por el volumen de vino producido y exportado, sin descuidar el mercado interno donde contamos con una gran participación. Tiene la mayor superficie de viñedos – unas 9.000 has – de donde salen las mejores uvas, para las líneas Marqués de Casa Concha, Terrunyo y demás vinos de alta gama. El resto se destina a las otras líneas, aunque también se compra a viticultores pequeños para complementar la producción. Esto nos permite acceder a mayor diversidad, porque estamos en las principales regiones vitícolas de Chile.

Volviendo a tu área de trabajo, cuáles  han sido los dos o tres cambios que destacarías en estos 11 años de recorrer América?
El primero que resaltaría es una jerarquización de los vinos blancos y rosados. Antes la mayoría de la gente optaba directamente por los tintos, sin considerar otras opciones. Pero hoy las cifras de consumo indican una evolución de hábitos, que mejoran la participación de blancos y rosados. Y aquí inciden dos factores. Por un lado las bodegas han mejorado mucho la calidad de esos vinos que hoy son más expresivos tanto en boca como en aromas. Y por otro lado ha crecido el conocimiento de los consumidores y esto les da una confianza, que les permite explorar más allá de los tintos.

Que otro cambio de consumo nos puedes señalar?
La otra categoría que también crece mucho es la de espumosos.

Tal vez porque hoy se vinculan más a la gastronomía?
En realidad yo lo vinculo más a la alimentación saludable. Hoy todos nos cuidamos más y en especial nosotras las mujeres. Por ejemplo hay más cócteles que los usan, quitando los destilados y moderando el azúcar. Tú sabes bien como consumíamos tanto Pisco Sauer en Chile, que es una bomba calórica y que por eso pierde mercado día a día. Un espumante lo sustituye muy bien como copa de bienvenida. Y cada vez más, las bodegas tienen el suyo y algunas los hacen para las mujeres, con etiquetas y packaging más femeninos, si se pueden llamar así.

Y en concreto, en las líneas de vinos finos que tu manejas, cuáles han sido los cambios?
Tal vez lo más notorio es respecto al estilo de vinos y esto tiene que ver con tu pregunta anterior. Se ha pasado de  un consumo de vinos muy poderosos, con mucho cuerpo, mucha madera y alcohólicos, a vinos más frescos, más bebibles y que te invitan a servirte otra copa. En eso Concha y Toro también se ha ido adaptando y por ejemplo líneas como Marqués de Casa Concha, han ido incorporando los “foudres” para complementar la crianza en barricas.

Cuéntanos que son los “foudres”.
Son grandes recipientes de roble de 5.000 litros, que se usan para estacionar una fracción del vino, mientras  que resto realiza su crianza en barrica. O sea  que este gran volumen de los “foudres”, hace que la interacción entre la madera y el vino sea menor y así se  disminuye la incidencia del roble.

Por último, recuerdo que hace años la línea Marqués de Casa Concha, sólo tenía  3 varietales: Cabernet Sauvignon, Merlot y Chardonnay. Con el tiempo ha incluido otros.
Cierto, hace 11 años cuando yo comencé con ella, eran esos 3 que tu recuerdas. Imagínate que ahora se incorporó la cepa Syrah y un Carménère, también Pinot Noir y Sauvignon Blanc. Como tú comprenderás estos cambios vienen porque el mercado demanda probar nuevos vinos.

Nos encanta que estos cambios vengan por la exigencia de los consumidores. Pensar que hace años el deslumbre venía por el roble y la corpulencia de los tintos. Ahora se quiere volver a lo razonable y se piden vinos más bebibles con más fruta y más frescura. Así debe ser.