A principios de año los viticultores del sur de Inglaterra anunciaron que plantarían un millón de nuevas vides. Una noticia de mucho impacto para un país sin tradición vitícola

Todas estas plantas serán destinadas a producir unos espumosos, que ya cuentan con un merecido reconocimiento. Es que tanto el clima como el suelo calcáreo de los predios cercanos al canal de la Mancha, tienen similares rasgos a los de la cercana Champagne. Sin duda el cambio climático con el consiguiente aumento de temperaturas, favorece este acontecimiento. Los productores británicos usan las mismas variedades que los franceses y la elaboración se realiza con la misma técnica del prestigioso champagne. Su calidad mejora año tras año y resultan más accesibles en precio, aunque son más caros que los Cavas españoles y el Prosecco italiano. El reconocido periodista Oz Clarke declaraba hace poco: “hasta los franceses empiezan a reconocer la calidad de nuestros espumosos y en New York ya se habla que las burbujas inglesas serán la gran moda de los consumidores más exigentes. Estamos muy seguros y confiados que así será”.  Y esta predicción se ve confirmada por la noticia que dos grandes y acreditadas casas de Champagne – Taittinger y Pommery Monopole – adquirieron terrenos en el sur y cuentan con importantes proyectos a desarrollar en un futuro cercano. La popularidad de los espumosos locales ha conquistado a la reina Isabel II, que los ha adoptado no solo para su consumo personal, sino también para recibir a encumbrados personajes. Cuando la visita del primer ministro chino Xi Jin Ping, el brindis antes del banquete de gala para el jefe de estado, se hizo con el Ridegeview Blanc des Blancs 2009 y para la cena con Barak y Michelle Obama, fue un rosado de la misma bodega. Si la temperatura global continúa subiendo, nuevos cambios vendrán en los viñedos del mundo. Algunos favorables como este de Gran Bretaña y otros que complicarán la obtención de buenas uvas. En particular nos preguntamos cómo repercutirá este fenómeno en nuestro país.